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LOS POBRES PAGAN MAS IMPUESTOS EN CHILE

¿ NO ES UNA PARADOJA?

La Nación Domingo
El debate en torno a la reforma tributaria
El tributo a los ricos
No sólo los bajos sueldos o la deficiente educación son semillas de desigualdad. Los impuestos, que deberían favorecer la equidad, en Chile hacen justo lo contrario: le quitan más a los pobres y menos a los ricos.
Sentada en la mesa, al lado de la cocina a leña, Rosa Díaz (43) sonríe coqueta, toma un sorbo de té y comienza a sacar cuentas: la luz, el agua, el supermercado, el pan y, ahora si se puede, las verduras. "La plata no alcanza. Los precios suben y la plata de uno no, pero a mí no me gusta que me den subsidios, me gusta ganarme mis cosas", aclara. Rosa tiene tres hijos: dos hombres de 27 y 24, y una mujer de 29. Vive con su pareja, su hijo menor, su hija y una nieta de 13 años. "Gano como 60 mil pesos al mes. En una casa plancho, en otra hago aseo y así. Le hago a todo, soy como el mentolatum", bromea. Cada uno de sus hijos le coopera con 50 mil pesos, su hija se preocupa de cuidar la casa y su pareja le aporta con algo más. En total, logran juntar cerca de 260 mil pesos al mes, con los que Rosa tiene que hacer magia para no endeudarse más. Con los 300 mil pesos que debe, ya es suficiente.

Ella no paga impuesto a la renta, pero de lo que no sabía es que 37 mil pesos, casi el 14% de sus ingresos, se le van todos los meses en IVA. "¡Uy!, con esa plata podría aliviarme para no encalillarme cuando no me alcanza. A lo mejor podría comprar cosas que me hacen falta, como cremas, pantys, o una blusita", dice cuando se entera.

"La gente empieza a tener la sensación de que permanentemente se lo afilan", dijo en 2005 el entonces presidente de la Sofofa Felipe Lamarca. Pese a que la inédita crítica del empresario apuntaba al modelo económico, ésta se homologa perfectamente al sistema tributario chileno, donde se les carga más la mano a los más pobres que a los ricos y a las empresas. Hasta ahora, ningún economista ha podido demostrar que los impuestos en Chile favorecen la equidad. Por eso, apenas se abrió el debate en torno a la desigualdad, de inmediato la discusión apuntó hacia la revisión de nuestro poco equitativo sistema impositivo.

Mientras que para Rosa el ahorro es un sueño, al otro extremo de Santiago la publicista Ana María Edwards recibe un sueldo líquido de 2,5 millones al mes y ahorra más de la mitad. Por eso, paga un 8% de su sueldo en IVA, menos de la mitad que Rosa.

El peso del consumo

El IVA es uno de los tributos más regresivos de nuestro sistema, lo que significa que empeora aún más la distribución. "Quienes destinan la mayor parte de su ingreso a consumo son los más pobres, y por eso el IVA les pesca más. Mientras que la gente de más altos ingresos se gasta la mitad y el resto lo ahorra o lo invierte, por lo tanto, el impuesto les resta menos", explica José Yañez, experto tributario del Departamento de Economía de la Universidad de Chile.

Ni Rosa ni la mayoría de los chilenos saben que el IVA genera más desigualdad. Y esto no sólo toca al desempleado, a la vendedora del almacén o al obrero de la construcción. Los profesionales también son perjudicados. "Con lo que pago en IVA me alcanzaría para costear los materiales de mi hijo, que estudia fotografía: sus rollos fotográficos y el papel, que salen súper caros", comenta Soledad Vidal, tecnóloga médica. Ella gana 600 mil pesos mensuales y paga más de 100 mil en IVA, el 16,75% de su sueldo. "Para producir avances tiene que crearse conciencia, pero las personas no entienden esto, a pesar de que les afecta directamente", opina Hugo Fazio, economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo, (Cenda).

En los últimos años, lejos de disminuir, el IVA ha aumentado varias veces. En 1990 se subió de 16% a 17%; en 1993 se aumentó a 18% y en 2003, en el gobierno de Ricardo Lagos, llegó al actual 19%. Hoy es el gravamen que más engorda las arcas del Estado. De los 25 mil millones de dólares que ingresaron al fisco el año pasado por concepto de impuestos, el 43,6% es decir, casi 11 mil millones de dólares se recaudaron a través del IVA. "Lo peor del aumento del IVA es que lo que se recauda no se ha usado. El año pasado se acordó mantener el IVA en 19%, pero si se analiza en relación al superávit fiscal, no tiene ninguna justificación, salvo la aplicación de una política marcadamente ortodoxa ¿Para qué sacarle más a los sectores de menores ingresos si después no se usa?", se pregunta Fazio.

A Juan Chávez también le pesa el IVA... y harto. Hace 25 años que trabaja como obrero de la construcción y en su casa viven 11 personas: su esposa, dos hijos y siete nietos. Con los 465 mil pesos que recibe 350 mil por su trabajo y 115 mil más por la pensión que le otorgó la Comisión Valech el ahorro no está entre sus planes. Sumando todo lo que consume en el mes, el IVA corresponde al 18,38% de su sueldo (85.500 pesos). "¡Eso es muchísima plata! Me alcanzaría para muchas cosas que no puedo comprar o para pagar el celular, que siempre pago atrasado. Incluso podría ahorrar un poquito", comenta sorprendido.

Juan se asombraría aún más si conociera el estudio que en 1998 elaboraron los economistas Eduardo Engel, Alexander Galetovic y Claudio Raddatz: una de sus conclusiones afirma que el 30% más pobre de la población destina más del 11% de sus ingresos para pagar el IVA, mientras que, para el 10% más rico, el pago de este impuesto significa apenas el 6,3% del dinero que reciben.

Según el mismo estudio, si se consideran todos los impuestos, quien más tributa en relación a su ingreso es la mitad de la población de menos recursos, que destina a este concepto un porcentaje que va del 15 al 16% de sus ingresos. El 10% más rico, en tanto, paga en impuesto sólo el 11,8% del dinero que recibe.

 

Paraíso empresarial

Para el ex director de Presupuestos, Mario Marcel, "el principal factor de la inequidad de los sistemas tributarios en Latinoamérica es el impuesto a la renta". A diferencia del IVA, que grava el consumo, el impuesto a la renta se aplica directamente sobre las ganancias de las personas y las empresas. Cuando se aplica a los individuos, tiene un carácter progresivo, lo que significa que mientras más gana una persona, mayor es el porcentaje que tributa (ver infografía). Rosa Díaz no paga impuesto a la renta porque gana menos de 434 mil pesos, pero Ana María Edwards paga en promedio 578 mil pesos de impuesto a la renta, porque su sueldo bruto es mayor a tres millones de pesos al mes. Si se compara este porcentaje con el que pagan las empresas, queda claro por qué nuestro sistema es regresivo. Hace cuatro años, las empresas tributaban el 15%, y en 2004 el impuesto a la renta subió a 17%. El alza se aprobó en septiembre de 2001 y los empresarios, como el entonces presidente de la CPC, Ricardo Ariztía, vaticinaron muchos males para la economía, que nunca ocurrieron.

Pese al alza, dicha tasa es baja si se compara con otros países. "En otras partes supera el 30%. Si hacemos esa comparación, claramente lo que pagan las empresas en Chile es muy bajo", asegura Marcel. "Cada vez que se quiere cambiar la estructura tributaria hay una resistencia total, porque el peso de los empresarios en las decisiones es grande y si se gobierna con esos sectores es muy difícil hacer cambios", agrega Fazio.

Pero esto no es todo. Como si el IVA y el desigual impuesto a la renta no bastaran, los empresarios pagan menos que el resto de los chilenos. "En realidad no existe el impuesto a la renta de la empresa. Es un anticipo a lo que tienen que pagar los empresarios", explica un experto tributario. El sistema es el siguiente: si una empresa gana 100, paga 17 de impuestos. Y si el dueño de esa empresa tiene que pagar, por ejemplo, 20 por el impuesto a la renta, se le descuentan los 17 que pagó la empresa, y termina pagando sólo 3. "Este sistema es muy distinto, por ejemplo, al norteamericano, en el que son dos impuestos separados. Acá te argumentan que cómo vas a hacer que los empresarios paguen impuesto dos veces: primero la empresa y luego la persona. Bueno, eso es lo que permite gravar a los sectores de más altos ingresos de la población para destinar ese dinero a fines sociales", explica Fazio.

Son éstos beneficios los que, a juicio de Mario Marcel, acentúan la inequidad. "Las empresas tienen una enorme cantidad de franquicias y también tienen muchas formas de eludirlo. Lo mismo el impuesto a las rentas personales. Por ejemplo, muchos profesionales crean sociedades para pagar menos impuestos", explica el economista.

Según cifras del SII, en 2004 el fisco dejó de percibir 3.600 millones de dólares por diversos beneficios tributarios: franquicias, exenciones y créditos al impuesto. Tanto el IVA como el impuesto a la renta tienen decenas de beneficios tributarios, en especial este último, con más de 3 mil millones de dólares.

Los más favorecidos por estas franquicias son los chilenos más ricos, los que pagan el impuesto a la renta. Según el SII, en 2004 el 98% de los beneficiados con esta franquicia quienes ganan sobre 700 mil pesos al mes: el quintil más rico de la población.

Por esta razón, cada vez que se abre el debate tributario, los expertos recomiendan poner el ojo sobre estos beneficios. "Es necesario revisar todas estas franquicias y ver cuáles ya no se justifican, porque los pobres terminan pagando más", dice el diputado PS Carlos Montes. "Si uno realmente quiere mejorar la equidad del sistema tributario, lo mejor sería revisar estas erosiones. No cerrarlas todas a rajatabla, sino aquellas que ya no cumplen con su propósito. Eliminando estos tratamientos discriminatorios se mejora la equidad y se recauda más plata", coincide José Yáñez.

 

Impuestos en el tapete

Ahora que el debate en torno a la inequidad se instaló con fuerza, se reabrió la discusión para revisar los impuestos que hoy pagan los chilenos. Incluso, parlamentarios de la Alianza por lo general reacios al alza de los tributos propusieron rebajar el IVA. Pero para la Concertación, la desigualdad se debe resolver de otra forma.

El senador PS Carlos Ominami plantea que la inequidad "se puede mejorar con una base fiscal más amplia. Para eso es necesario revisar las exenciones y aumentar la tributación de las empresas. Soy partidario de aplicar una tasa plana de 20% para personas y empresas, pero eliminando los beneficios. Con eso, el Estado podría ponerse a tono con las demandas ciudadanas. Pero creo que ha dominado la presión de los empresarios y ha faltado voluntad en la Concertación". Un grupo de concejales PS, entre ellos Camila Benado (Huechuraba) y Francisco Olea (La Reina), plantea que, debido al alza del precio de los alimentos básicos, se debería rebajar en un 7% el IVA a los que componen la canasta básica, como el pan y la leche.

Uno de los miembros del Consejo para la Equidad Social, el presidente de la Comisión Económico-Social de la DC, Ricardo Ffrench-Davis, reconoce que en los gobiernos de la Concertación ha habido mejoras en el sistema impositivo: "Hoy es menos desigual que en dictadura: varias franquicias se han discutido y se ha dado un impulso contra la evasión. Pero también se deben eliminar muchos beneficios tributarios. El mundo neoliberal está feliz con ellos, pero ahora se ha abierto el debate y los ánimos son positivos. Esta vez a los defensores de sus bolsillos se les va a hacer difícil oponerse".

Mientras unos luchan por no soltar ni un peso de los millones que ganan, la señora Rosa sigue, como dice ella, "poniendo de un lado y sacando de otro" para poder vivir. "Me gustaría dar un regalito para los cumpleaños, pero yo no puedo. Ahora sólo nos damos un abrazo", concluye.

En los próximos meses veremos si el gallito entre los que quieren cambiar este injusto sistema y los que quieren mantenerlo se define a favor de la mayoría de los chilenos, como Rosa, Juan o Soledad, o se mantiene como está, beneficiando a la misma minoría de siempre. LND


 

¿Sabías qué...?
El IVA surgió como idea en Francia en los años 20, pero el primer país en instaurarlo fue Japón, en 1949. Después de la Segunda Guerra Mundial, el comercio internacional se expandió, se levantaron las barreras impositivas para el intercambio entre los países y los Estados tuvieron que pensar en otra manera para recaudar impuestos. El IVA surgió como la gran solución. En América Latina se instauró por primera vez en Brasil en 1967 y el FMI fue uno de sus grandes promotores.


 

La ética del chanchullo
Para quienes están a la cabeza de las grandes empresas, nunca un impuesto es justo y cualquier fórmula para tributar menos es válida. Así lo pensaron durante años los máximos ejecutivos de Endesa, cuando Jaime Bauzá era gerente general y antes de que fuera controlada por Endesa España. Para evitar que el suculento bono de fin de año abultara su monto tributable, los ejecutivos crearon una sociedad que simulaba pagar estos bonos como un servicio. Así, la empresa pagaba el impuesto a la renta y aliviaba la cantidad que pagaban sus “ingeniosos” ejecutivos. Cuando el SII detectó este mecanismo, en 2000, la evasión era casi de cuatro mil millones de pesos.

En las grandes empresas, los encargados de buscar la forma de pagar menos impuestos son los departamentos de Planificación Tributaria, que pueden hacerlo dentro de la ley (elusión) o fuera de ella (evasión). “Son quienes se encargan de buscar el camino más barato”, grafica un experto tributario de un importante estudio jurídico.

Cuando se trata de pagar menos, las mentes trabajan a full. Algunos utilizan formas burdas pero efectivas, como hacer compras personales con facturas y así ahorrar el IVA; simular que esposa, hijos y hermanos son socios en los negocios, y así alivianar la carga tributaria al retirar las ganancias; o emitir boletas de honorarios a nombre de “trabajadores” –casi siempre familiares– que no prestan ningún servicio y así justificar gastos. “Eso lo hace todo el mundo”, explica un experto tributario.

Para formas más sofisticadas de elusión, los más grandes se asesoran con consultoras.


 

Casitas ABC1 con subsidio
El diputado Carlos Montes es uno de quienes más ha promovido la revisión del beneficio que permite a las constructoras descontar parte del IVA, y que el año pasado les permitió a estas compañías recibir 436 millones de dólares en total. Esta franquicia se creó en 1987, para incentivar la construcción de viviendas sociales, pero su propósito inicial ya se desvirtuó. “Una de estas casas cuesta como 300 millones de pesos y con una de éstas le pagan a no sé cuántos trabajadores. Pero uno paga todos los impuestos y a ellos les devuelven”, dice Juan Chávez, señalando un exclusivo lote de casas en La Dehesa que él ayuda a construir.

En 2004 sólo el 7,4% de la franquicia se usó para construir viviendas para el 40% más pobre de los chilenos; la mayor parte benefició al 20% más rico de la población. “Se desfocalizó completamente. No puede ser que las empresas que construyen casas en Chicureo o en la nieve tengan este beneficio. Podríamos usar esos recursos para mejorar las viviendas sociales”, explica Montes.

En agosto de 2006 ingresó a la Cámara un proyecto de ley para modificar esta franquicia y propone que sólo se beneficie a las viviendas que no superen las mil UF, pero la iniciativa está estancada en la Comisión de Hacienda. Los grandes empresarios del sector no quieren que se discuta y su influencia, a través de la Cámara de la Construcción, es poderosa.

 

 

 

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